Ignoro si el
infierno existe,
cuando
cierro los ojos
y siento el
calor de unos labios
que
humedecen lo míos,
donde
mientras batalla mi órgano
sexual
en hechos y palabras
contra el
que guardas para mi
escondido
detrás de la sonrisa.
Dónde estoy
si con tu cabeza entre mis manos
siento que
el calor llega a mis pezones
o mi mano me
avisa
que entre
tus piernas me espera la pasión.
Dónde estoy
cuando mis carnes
se deshacen
en tus labios.
Seguro que
he llegado al paraíso.
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