sabes que mi
mirada baña tu imagen,
no es tu
piel, no son tus formas
eres tú que
llegas suave, lenta,
con pasos
imperceptibles
y mi
imaginación vuela,
te veo
entregada
envuelta en una red que voy tejiendo
paso a paso
nudo a nudo,
para después
cubrir tu cuerpo de besos
llegando a cada poro
a cada
espacio donde las cuerdas no lo cubren,
ahora
te balanceas
en el aire
y el látigo
se recrea, visita cada rincón
caricia
suave, preludio de la penitencia
la estancia
arde entre zics-zacs
música que
en tus oídos desata la lujuria,
en tu sexo
la lluvia del deseo,
mis manos lo
recorren, mis dedos
provocan las
voces del placer.
Vuelvo a la
realidad
y te pienso
de nuevo suavemente
llegando con
ese halo
que me
provoca a encerrarte un día
en mi
mazmorra.