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domingo, 3 de agosto de 2014

Presencia



Te  he visto en la distancia
tras sesenta días de oscuridad
sale el sol en mi calle,
llega hasta mi casa.
Tus ojos se perdían en la nada
en esos poco metros
que algunas noches se deshacen
mientras tus cabellos bañan mi rostro
y tus labios pronuncian mi nombre
tan cerca del oído que un escalofrío me recorre
hasta que te aparto,
hasta que mis manos te guían por mi cuerpo
hasta que llevas tus labios a mis senos
y el calor penetra en mi piel,
ese calor que cala mi sexo
cuando a horcajadas
te posas sobre mis deseos
y mis manos golpean con fuerza
en tus glúteos
o simplemente mientras una cascada
me impide ver la picardía de tus ojos
y un espejo nos devuelve la imagen
que se irá tras nuestros pasos
al día siguiente.
O puede que simplemente
miraras dentro de ti
como yo ahora contemplo tu recuerdo.

Al volver



Te respiro, en ese olor que emanas
el que me dice cuando estás
o cuando llegas.
Te beso, en esos tus labios carnosos
los que me cuentan cuánto me amas
sin reservas.
Te bebo, en esa tu piel
que arde en su entrega y roza mis labios
cuando gozas.
Te tengo, en los latidos de mi sexo
cuando tu lengua lo acaricia
cuando me doy.
Te amo, al respirarte, al beberte,
al tenerte entre mis piernas
al volver de la cima del cielo.