Te he visto en la distancia
tras
sesenta días de oscuridad
sale el
sol en mi calle,
llega
hasta mi casa.
Tus
ojos se perdían en la nada
en esos
poco metros
que
algunas noches se deshacen
mientras
tus cabellos bañan mi rostro
y tus
labios pronuncian mi nombre
tan
cerca del oído que un escalofrío me recorre
hasta
que te aparto,
hasta
que mis manos te guían por mi cuerpo
hasta
que llevas tus labios a mis senos
y el
calor penetra en mi piel,
ese
calor que cala mi sexo
cuando
a horcajadas
te posas
sobre mis deseos
y mis
manos golpean con fuerza
en tus
glúteos
o
simplemente mientras una cascada
me impide
ver la picardía de tus ojos
y un
espejo nos devuelve la imagen
que se
irá tras nuestros pasos
al día
siguiente.
O puede
que simplemente
miraras
dentro de ti
como yo
ahora contemplo tu recuerdo.