yo, beber de
la copa que contiene tu dulzura
la que he
creído siempre destinada a mi
al recorrer
tu cuerpo con mis manos
y encontrar
a cada paso montículos de placer
como si
realmente amor fueras de arcilla,
haciéndome
sentir cual alfarero,
tus caderas,
tus senos, tu cintura
que hoy
vacían con su ausencia
las cavernas
de mi alma,
las
depresiones de una tierra sedienta
que una y
mil veces has saciado
para hacerte
sentir su complemento
para hacerme
sentir tu complemento,
para
hacernos arcilla en horno de alfarero.