Hace mucho tiempo enmudeció este pequeño rincón, el lugar de mis desnudos más íntimos, más puros, desnudos sin dobleces mostrando el alma, a veces cicatrices, otras heridas aún sangrantes. Y se quedó sin voz, olvidado, pasando a formar parte del ayer, de lo que un día fue.
Hoy he abierto sus puertas y nuevamente he vivido mil emociones, las que guarda silencioso a la espera de que mi corazón le necesite. Gracias.