supe
que vendrías,
acaricié
tu recuerdo detalladamente
empecé
por los cabellos, mis manos los acariciaron,
enredaron, tensaron, anudaron,
y
finalmente los empuñaron en la nuca
cual
jinete la cola de su nueva cabalgadura,
giré tú
cara hasta la mía, hundí mis ojos en tu mirada
los
cerraste, los besé, mordí los labios, el cuello
atrapé
entre mis dientes los pezones,
tu
pecho todo, arrancando cuanto me impedía
saborear
la carne ardiente,
bajé
con mis labios por la espalda cuello
abajo,
espina
dorsal dibujada a golpe de lengua
hasta
las nalgas,
abriste
las piernas paso a paso
y
cuando te dejé caer sobre el sofá
tus
muslos cual alas de mariposa en vuelo
mostrando
sus entrañas
se
abrieron sin pudor
y volví
a mordisquear a lamer, poco a poco
lentamente,
llegando donde sé que deseas,
cierras
suavemente los muslos y me atrapas,
allí
donde tu esencia me regala su aroma,
allí
donde me llenaré de ti cuando estés.