No sé por
qué te escribo,
no sé por
qué te sueño,
no sé por
qué te vivo,
no sé por
qué te muero,
no sé por
qué la noche
puso en ti
su reflejo
y entonaron
mil cantos
las brisas
del tormento
que nacen en
el mar
pero arrasan
el suelo.
No sé por
qué lo dudo,
no sé por
qué lo creo,
no sé por
qué te sirvo
mi corazón
sin miedos
aunque un
día tras otro
el plato
siga lleno.
No sé por
qué vacilo
cuando
escribo estos versos
y temo
despertarme
cualquier día del sueño