No, no
quiero pensar en ella,
no dar
motivos al corazón
para que
unos extraños
busquen y
rebusquen
queriendo
encontrar heridas,
arterías con
caminos truncados,
arritmias y
otros males,
para
justificar
que al verla
pasar por mi memoria
muera el aire en mis labios
y al
recordar sus ojos
una daga lo
hiera en lo profundo
y el corazón
se duela hasta en el nombre,
no quiero
pensar en ella
porque
arterias y cavidades
quedarán
inundadas
en el
torrente de mi sangre en avalancha
y el corazón se ahoga, se detiene
o arranca al trote hasta sus recuerdos
y el barro
del dolor le cierra puertas,
obstruye,
ahoga, duele, paraliza
y los de
fuera abrirán la verja
entrarán a
marcar sus pulsaciones.
Pero no, es
mía, sólo mía
por favor
corazón, no pienses…
así se
detendrán,
así podrás
guardarla en una de tus celdas
hasta que tu
memoria la perdone.