Y yo, caminando sobre nubes
a punto de llover mi alma
cantaba su tormenta,
viaje a la explosión de la sangre,
a los ojos encharcados de felicidad,
a una eterna canción acariciando día y noche
el corazón y los labios
Y llegar al final de
la estación
sobre los rayos hiriendo el plácido amanecer
mientras el vendaval arrasaba la tierra prometida.
Un ruido seco, un suspiro en el aire..., silencio.