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lunes, 8 de septiembre de 2014

Camino a la inmensidad



Puedo cantar mi amor
y aun quedarán caminos
para envolver los pasos del deseo,
puedo vestir tu cuerpo
de las palabras que cubren mis sentimientos,
y tus ganas de lágrimas lloradas en la ausencia
acompañadas por la fragancia de tu aliento
junto a mi cuello,
perdurando en el recuerdo
aun cuando tus ojos
se han apagado en la distancia.
Puedo jurarte amor eternamente
porque cada trozo de mi  piel
es un pasaje a tu sexo desbordado
sobre el fuego de mi impudicia,
cuando tus labios beben de mi fuente
y mis ojos concupiscentes
no se apartan de tu imagen.
Puedo reír la frescura de tu tez
a la luz tenue de las velas
que acompañan nuestras noches de amor,
mas sería imposible cantar su inmensidad
porque casi no cabe en el océano de la vida
y al alcanzar el firmamento
mis versos partirán buscando una galaxia
donde seguir loando su devoción
por tus encantos.

He paseado tu calle


He paseado tu calle
para sentir tu aroma en cada muro,
en los balaustres de las ventanas
en el asfalto que soporta mis pasos,
como yo este dolor profundo
en el centro de mis sueños rotos.

He rondado tu puerta
escudriñando cada sombra,
penetrando en el portal,
como un día penetré tu piel
con mis caricias.
Te he imaginado cual diosa del mar
invadiendo mis frontera,
adueñándote de mis carnes
hasta que se deshacen en tus labios.
He paseado tu calle
para despertar quimeras.