Anda
mi verso buscando
una
musa que lo envuelva,
que
lo pasee por las calles
llenándolas
de sorpresas,
que
se quede en las pupilas
de
todo el que pueda verla
sembrada
como en paredes
se
siembra la madreselva.
Pero
pobre de mí verso,
ya
no tiene la sorpresa
de
encontrarse a cada hora
ante
si tanta belleza
y
anda que te anda el verso
recreando
con tristeza
el
brillo de aquellos ojos,
la
sonrisa tan perfecta
y
sus formas tan divinas
y
su hermosa cabellera,
porque
no existe en el mundo
nadie
más que lo merezca.
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